
El curetaje es una limpieza profunda de las bolsas periodontales que se realiza en casos de inflamación gingival y acumulación de sarro subgingival. Esta intervención es especialmente importante en pacientes con gingivitis o periodontitis, ya que previene el avance de la enfermedad y ayuda a conservar los dientes.
Normalmente existe un pequeño espacio entre la encía y el diente, conocido como bolsa periodontal. Cuando las encías se inflaman, este espacio se profundiza, permitiendo la acumulación de placa, sarro y bacterias. Esto puede causar pérdida del hueso de soporte y movilidad dental, e incluso la pérdida del diente si no se trata a tiempo.
¿Cómo se realiza el procedimiento?
- El dentista examina las encías y mide la profundidad de las bolsas.
- Se aplica anestesia local si es necesario para asegurar que el tratamiento sea indoloro.
- Se utilizan instrumentos especiales (curetas) para eliminar el sarro subgingival y el tejido inflamado.
- Se alisa la superficie de la raíz (raspado radicular) para dificultar la acumulación de placa.
- Se desinfectan las encías y se dan instrucciones específicas de cuidado posterior.
Beneficios del curetaje:
- Eliminación de focos de infección y bacterias.
- Reducción del sangrado y la inflamación gingival.
- Disminución de la profundidad de las bolsas periodontales.
- Prevención de la pérdida ósea adicional.
- Mejora del estado de las encías y estabilidad dental.
Tipos de curetaje:
- Curetaje cerrado (no quirúrgico) – se realiza sin incisiones, indicado para bolsas poco profundas (hasta 5 mm).
- Curetaje abierto (quirúrgico) – indicado para bolsas de más de 5 mm, incluye una pequeña incisión en la encía para un acceso más completo.
Tras el tratamiento, puede aparecer una ligera sensibilidad o molestia, que desaparece en pocos días. Es fundamental seguir cuidadosamente las indicaciones del odontólogo y acudir a limpiezas profesionales cada 6 meses para mantener la salud gingival.